El western es uno de los géneros cinematográficos más populares del cine estadounidense. La palabra western, originariamente un adjetivo derivado de west («oeste», en inglés), se sustantivó para hacer referencia a las obras, fundamentalmente cinematográficas, aunque también existen en la literatura (véase novela del Oeste), que estuviesen ambientadas en el antiguo Oeste estadounidense. En castellano, western es un anglicismo aceptado por el Diccionario de la Real Academia Española y aunque el término esté aceptado la Real Academia lo escribe todavía en cursiva, como se hace con todo extranjerismo. No existe ninguna otra voz para hacer referencia al concepto que la palabra western representa, por lo que habitualmente los hispanohablantes también usan expresiones como «película del oeste» o «película de vaqueros».
En principio una película se incluiría en este género simplemente por estar situada su acción en un contexto determinado: la exploración y el desarrollo del
territorio occidental de los Estados Unidos de América durante el siglo XIX. Sin embargo con el tiempo las características de dicho contexto histórico se fueron extendiendo a los personajes de
esas historias, condicionando su modo de vida y definiendo su idiosincrasia. Al estar las películas muchas veces ambientadas en territorios inexplorados o indómitos bajo la amenaza latente del
ataque de los indios, o en ciudades sin ley en las que los bandidos campaban a sus anchas, el género se fue enfocando hacia la confrontación de los diversos personajes, adquiriendo un carácter
cada vez más psicológico. Lo habitual es también que algunos de esos personajes representasen el bien sin ambages, aquella gente que viajaba esperanzada a esas tierras con la utopía de forjar un
hogar y vivir en paz, y otros representasen por el contrario el lado malvado, aquellos que se aprovechaban de los indefensos para hacer su propia vida más fácil. Es por toda esta serie de temas
fundamentales y rasgos comunes que no se considera necesario que una película esté ambientada en el oeste estadounidense para poder calificarla de western, aunque ello pueda ser siempre una
apreciación algo sui generis.
El western ha sido usado a menudo por el cine estadounidense para escribir la épica de su propio país, una narración legendaria del proceso de fundación de los
Estados Unidos protagonizada por héroes que encarnan algunos de los valores más arraigados de su cultura, siempre bajo la inspiración del destino manifiesto y con una iconografía característica
(sombrero tejano, pistolas, chalecos, caballos, desierto, ciudades-calle, saloon, ranchos, diligencias, indios...).
Dentro del western es habitual diferenciar diversas tendencias o subgéneros, tales como el llamado western crepuscular (Arthur Penn y Pequeño gran hombre; Sam
Peckinpah y Mayor Dundee; Clint Eastwood y Unforgiven o Lawrence Kasdan y Silverado), el spaghetti western, cuyo más señalado director fue Sergio Leone (Per qualche dollaro in più, El bueno, el
feo y el malo etc.) o el chili western realizado en México.
Algunos directores y actores se especializaron en el género hasta el punto de convertirse en iconos modernos de este tipo de cine, como por ejemplo John Ford,
Randolph Scott o John Wayne.
El padre del western cinematográfico fue Edwin S. Porter, quien, en 1903 realizó Asalto y robo de un tren.
En 1903, estrena Asalto y robo de un tren (The great train robbery), película que inició el género del western. Puede ser considerada como la primera obra
importante, con argumento de ficción, del cine americano. La película emplea de forma algo rudimentaria el montaje paralelo y aunque la acción suele transcurrir de cara al espectador, se observa
un uso narrativo de la profundidad. Su última escena, un primer plano de un pistolero disparando sus armas hacia el espectador, causó una impresión parecida a la que pudo hacer en su día el tren
de los hermanos Lumiére. La película fue un gran éxito.
Se considera que la época dorada (y clásica) del western corresponde fundamentalmente al cine estadounidense de los años 50 y anteriores. El director más
reconocido del género es John Ford, autor de películas como La Diligencia, El hombre que mató a Liberty Valance, Pasión de los fuertes o Centauros del desierto. Otros títulos y autores de
especial relevancia son Howard Hawks con sus ríos (Río Rojo, Río Bravo...); William Wellman (Caravana de mujeres); Bud Boetticher (Los cautivos); Anthony Mann (Winchester 73), así como directores
que se acercaron ocasionalmente al género, como Raoul Walsh (Murieron con las botas puestas); Fred Zinnemann, con Solo ante el peligro (High Noon, 1952); Nicholas Ray (Johnny Guitar); Delmer
Daves (Flecha rota); King Vidor (Duelo al sol); George Stevens (Raíces profundas); Robert Aldrich (Veracruz) etc...
Coincidiendo con una sensación progresiva de pérdida de interés por parte del público, se fueron desarrollando nuevas vertientes, a veces dentro del conjunto
de los directores más clásicos (por ejemplo el western crepuscular, que suele hablar con nostalgia y romanticismo sobre el fin de esa época, contraponiéndola casi siempre a la llegada de una
civilización personificada en la locomotora) y otras veces «desde fuera», ya fuese desde otros países (Italia: el spaghetti western, que se centraba en el aspecto más elegíaco y autoparódico) o
desde la visión de una generación más joven, que introdujo nuevos elementos en el género.
El western europeo, más conocido como spaghetti western, es un particular subgénero del western que estuvo de moda en las décadas de los años 1960 y 1970, aunque en ésta última década el spaghetti western ya se encontraba en decadencia. Puesto que la mayoría de estas películas fueron financiadas por compañías italianas o españolas, el género adquirió rápidamente el nombre de spaghetti western cuando se trataba de películas italianas o chorizo western cuando se trataba de películas españolas. La mayoría se rodaron en Almería (España). Es muy famoso el desierto de Tabernas debido a que allí se rodaron películas famosas de este subgénero.
El spaghetti western se caracteriza por una estética sucia a la vez que estilizada y por unos personajes aparentemente carentes de moral, rudos y duros, haciéndose servir de los clichés clásicos del western estadounidense y de sus mitos para crear un estilo propio. Se considera que la película estadounidense Veracruz (1954) de Robert Aldrich fue una de las precursoras de este nuevo género; sus altas dosis de violencia y el carácter turbio y engañoso de sus personajes influyeron en Sergio Leone.
El western europeo más antiguo es “El emperador de California” (Der Kaiser von Kalifornien) 1936, del director Luis Trenker; pero son muy pocas la películas del género que no sean de paternidad italiana o española. Al predominar aquellas, se las bautizó irónicamente con el nombre de spaghetti western. El término fue usado por los críticos para menospreciar al género, sin embargo, algunas de estas películas fueron tratadas con respeto. De especial interés resulta la Trilogía del dólar, del director italiano Sergio Leone.
Últimamente muchos directores estadounidenses han realizado películas de este género (Rápida y mortal, Tombstone, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford...), o han hecho
fusiones de spaghetti con otros géneros (Kill Bill).
La producción en serie de westerns en Europa se inició en 1962, pero no fue hasta un par de años más tarde que, gracias al éxito de Por un puñado de dólares de Sergio Leone, se convirtió en un género de masas. En principio la crítica fue reticente -por no decir claramente despectiva, de ahí el término spaghetti western- pero con el tiempo tendría que admitir que se trataba de un nuevo género, que tomaba del western estadounidense tradicional los elementos básicos, pero los estilizaba y recomponía de forma totalmente original, mostrando especial atención por aquellos aspectos críticos que Hollywood había camuflado bajo los estereotipos del justiciero bueno y el bandido malo moviéndose dentro de una sociedad en perenne «estado de excepción», sin más ley que las armas.
Entre 1962 y 1976 se produjeron en Italia y España unos 500 títulos, cifra respetable que demuestra la existencia de una indiscutible demanda por parte del público. La mayoría mostraba un
digno nivel técnico y artístico -con aportes especialmente relevantes en materia de diseño y música- y algunas han pasado por méritos propios a la historia del cine europeo, influyendo a
cineastas de todo el mundo.
Para muchos críticos de cine, el spaghetti western cambió la forma de hacer cine. Hasta ese momento la música en las películas (salvo excepciones) estaba limitada a la comprensión de los artistas musicales. Se suele decir que Ennio Morricone con sus bandas sonoras para este género, fue quien popularizó el género de la música de películas. A partir de este fenómeno, la banda sonora original se convirtió en un elemento clave para dar fuerza a las escenas de acción sirviendo de vehículo (gracias a un juego de montaje) para convertir escenas aisladas en momentos de clímax de una película.
Es de destacar que hubo muchos directores españoles que se embarcaron en el spaghetti western (o también llamado chorizo western de manera despectiva por la crítica extranjera) ya que por
aquel entonces el cine era una industria en España. El madrileño Rafael Romero Marchent fue tal vez el único director español del género que adquiriera cierto renombre, aunque fue su hermano
Joaquín Luis Romero Marchent quien introdujo el western en España en la década de los años 50.